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El bagazo es la masa fibrosa que queda tras extraer el azúcar de la caña de azúcar y de la remolacha azucarera. Es el resultado de prensar la caña de azúcar con el fin de extraer el jugo que se seguirá procesando hasta crear azúcar granulado. Al producir una tonelada de azúcar se genera aproximadamente un tercio de tonelada de bagazo. Se trata por tanto de un producto derivado de la fabricación de azúcar que ofrece muchas posibilidades de reutilización: por una parte, el bagazo puede volver a las plantaciones de caña de azúcar como abono natural y así devolver a la tierra sus importantes nutrientes. Por otra parte, el bagazo se utiliza en la producción de azúcar como combustible sólido, para generar energía. Otro uso posible relativamente reciente es la fabricación de embalajes y vajillas de un solo uso. Como material puramente ecológico, el bagazo es una alternativa respetuosa con el medio ambiente a las clásicas vajillas y envases de plástico. Este material es compostable y dota al compost de nutrientes de gran valor.
Todos los productos compostables deben desecharse correctamente en el contenedor de residuos orgánicos. Si se echan al contenedor de residuos, se incinerarán fácilmente con el resto de residuos, desaprovechando las ventajas que ofrece su compostabilidad. Además, a pesar de que los productos hechos con materiales compostables son biodegradables, no se deben tirar simplemente al medio ambiente. Estos productos son capaces de descomponerse, pero para ello necesitan determinadas condiciones ambientales. Éstas solo se dan en las plantas de compostaje industriales.
El bambú es una gramínea procedente de las zonas tropicales cercanas al Ecuador. El crecimiento de esta materia prima es especialmente rápido – el bambú crece hasta un metro por día. De este modo se pueden recolectar grandes cantidades sin poner en peligro las existencias. El bambú crece de forma constante y es muy resistente a las condiciones medioambientales. Esto significa que para su cultivo no son necesarios los pesticidas ni los fertilizantes tóxicos. Por regla general, el bambú tampoco suele necesitar regadío artificial. Más bien contribuye a mantener sana la tierra, pues sus sistemas radiculares ramificados evitan que el suelo se erosione de forma indeseada. Su madera es muy dura, pero también es ligera y flexible, con lo cual su rango de aplicación es muy amplio. El bambú también ha conseguido abrirse hueco entre las vajillas. En este ámbito, el material destaca por su consistencia y su sencillo mantenimiento. Sin embargo, hay que tener precaución con los productos de bambú, pues muchos de ellos están revestidos o compuestos de plástico.
Hoy en día existen cientos de vidrios diferentes. Tradicionalmente, el cristal se compone de arena de cuarzo, calcio y sosa – y cada vez más, de vidrio usado. La fabricación se lleva a cabo fundiendo y enfriando inmediatamente las sustancias sólidas. El vidrio es uno de los materiales de embalaje favoritos para todo tipo de alimentos y bebidas. La fruta, la verdura o las bebidas envasadas en vidrio no solo resultan especialmente apetecibles a la vista, sino que además el vidrio ofrece una ventaja insuperable respecto a otros materiales: conserva el sabor y el frescor. A diferencia de lo que ocurre con el plástico, el vidrio no interactúa con el contenido envasado y no libera sus propios componentes. Esto hace que el vidrio sea una opción más saludable, lo que lo convierte en un material de embalaje óptimo para los alimentos. Los consumidores que piensan en su salud tendrán la certeza de que sus alimentos están mejor protegidos, conservando sus nutrientes y vitaminas. Además, los embalajes son totalmente herméticos, por lo que no pueden escapar los gases y los alimentos se conservan perfectamente. Las botellas de vidrio reutilizables se pueden utilizar hasta 50 veces, antes de pasar al proceso de reciclaje. Como el vidrio se puede reciclar en un 100%, no solo se protegen los recursos, sino que el consumo de energía y la emisión de CO2 se reducen a menos de la mitad.
¿Sabías que…?
En contra de lo que se suele pensar, el cristal usado no se vuelve a mezclar una vez recogido del contenedor, sino que se transporta por separado. Por tanto, clasificarlo correctamente siempre tiene sentido. El cristal azul y el rojo deben ir al contenedor de cristal verde.
El papel, el cartón y la cartulina son algunos de los materiales de embalaje más utilizados. Se fabrican con las fibras de celulosa de la madera y, cada vez más, con papel o cartón reciclado. Se trata de un material de embalaje muy económico que, sin embargo, solo es apto para envasar productos secos como la harina o la pasta. Los platos o vasos de cartón cuentan normalmente con un revestimiento interior adicional y por tanto se deben desechar por separado. Por motivos medioambientales y económicos, en la actualidad se recicla más del 70 % del papel. El 90 % de todos los cartones se fabrica añadiendo papel usado y muchos embalajes de alimentos están hechos también con papel reciclado. Gracias a esta reutilización no es necesario cortar madera nueva y el consumo de agua y energía es considerablemente menor.
Utiliza productos de papel reciclado y fíjate en desechar correctamente el papel usado para no interrumpir el ciclo de reciclaje. En LUSINI encontrarás platos de cartón, servilletas ecológicas y pajitas de papel.
Las vajillas de hoja de palma se fabrican con las hojas caídas de las palmeras. Las palmeras crecen en la región indomalaya y renuevan sus hojas varias veces al año. Las hojas de palma recolectadas se prensan posteriormente con vapor de agua y sin añadir químicos hasta formar platos y cuencos. Como las hojas caen de por sí varias veces al año, la obtención de materias primas no daña a la palmera. La estructura única de cada hoja de palma hace que cada plato de hoja de palma y cada cuenco de hoja de palma sea una pieza única. Los productos de hoja de palma están compuestos totalmente de materias primas naturales, pues no se utilizan sustancias añadidas. Se tiran en el contenedor de residuos orgánicos y por tanto son neutros en CO2. Los productos de hoja de palma son muy consistentes y duraderos, resisten el frío y el calor y se pueden meter tanto en el microondas como en el horno.
Las vajillas de madera son bonitas y constituyen una buena alternativa a las vajillas de plástico habituales. Este tipo de vajilla se fabrica sin añadir otros componentes y se puede compostar una vez usada. Su estructura es muy flexible y estable y abre por tanto un amplio abanico de productos. Este material tan solo es realmente sostenible si los árboles de los que se obtiene proceden de silvicultura sostenible. La silvicultura sostenible trata los bosques y árboles con respeto. Los embalajes de madera suelen ser también una buena alternativa. Los palés y las cestas de madera tienen una buena estabilidad en relación con su propio peso y una vida útil muy larga. Son resistentes a la temperatura y la humedad, lo que supone que se pueden guardar durante más tiempo. Además, la madera es fácil y rápida de procesar y se puede adaptar a los requisitos individuales.
Las siglas PLA corresponden al ácido poliláctico. Se trata de un bioplástico, pues está compuesto únicamente por recursos naturales. Mediante la fermentación de las plantas que contienen almidón se generan ácidos lácticos posteriormente se pueden moldear para crear un granulado. A partir de este granulado se fabrica entonces el plástico. El CPLA o PLA cristalizado se obtiene casi de la misma manera. A los ácidos lácticos se añaden además polvos de talco, que cristalizan el PLA. Al reaccionar con los polvos de talco, el CPLA se convierte en opaco, más duro y resistente al calor que el PLA. El bioplástico PLA está compuesto de recursos naturales, es biodegradable, compostable y apto para estar en contacto con alimentos. Este bioplástico destaca por su elevado nivel de transparencia y firmeza y se asemeja mucho por tanto al plástico tradicional. La oferta de productos de PLA es muy variada. El CPLA es opaco y tiene una resistencia térmica de hasta 85 °C. Esto hace que este material sea especialmente bueno para fabricar cubiertos o tapaderas para vasos de bebidas calientes. El bioplástico es considerado un material de embalaje sostenible porque está elaborado con materias primas renovables y ofrece así una posibilidad de proteger las materias primas fósiles (no renovables) e incluso de dejar de depender de ellas.