La loza se inventó en Inglaterra hacia el siglo XVIII y desde entonces se ha extendido por todo el mundo. No es de extrañar, porque los materiales con los que se fabrica la loza se encuentran en casi todas partes. Debido a su método de producción más sencillo, la loza suele ser algo más barata que la porcelana.
La loza está formada por una mezcla de arcilla, cuarzo y feldespato. También se pueden incluir minerales como la calcita. La temperatura de cocción es mayor que la de la arcilla, pero algo menor que la de la porcelana. Después de la cocción, la loza no es todavía impermeable. Por ello, la loza se esmalta después para hacerla impermeable al agua. El color básico de la loza es blanco, gris o marrón. Si se quieren conservar estos colores, se utiliza un esmalte transparente. Sin embargo, con la ayuda de esmaltes coloreados, la loza también está disponible en muchos otros colores. El tipo de esmalte también determina si la loza tiene una superficie brillante o mate.
Las vajillas de gres o loza son muy resistentes, duraderas y robustas, por lo que se adaptan perfectamente a su uso en el sector de la restauración. Se puede limpiar fácilmente en el lavavajillas y es apto tanto para el microondas como para el horno.
Evita los cambios bruscos de temperatura. La vajilla de “barro frío” no debe calentarse bruscamente, ya que de lo contrario el material podría agrietarse. Del mismo modo, la vajilla de loza calentada no debe enfriarse repentinamente.
Aunque tanto la loza como la porcelana son cerámicas, los dos materiales difieren en su forma de fabricación. La porcelana se compone de caolín, cuarzo y feldespato y se suele cocer dos veces a una temperatura de entre 1.350° C y 1.450° C aprox. El gres es similar a la arcilla en su composición material y se cuece una sola vez a una temperatura de 900° C a 1280° C en el horno. Antes de la cocción, la loza se esmalta.
La loza es popular como vajilla de uso cotidiano, pero también se puede ver en la gastronomía y como vajilla para mesas festivas. Por su aspecto característico, la vajilla de barro no sólo es apta para conceptos gastronómicos rústicos, sino también para la gastronomía de tendencia individual y moderna. El estilo escandinavo, en particular, puede aplicarse perfectamente con la vajilla de loza..
Los trozos rotos de loza pueden eliminarse sin problemas con los residuos normales. Las cantidades mayores deben llevarse al centro de reciclaje local. El contenedor de residuos es tabú para las vajillas rotas: las vajillas de porcelana, cerámica o vidrio templado tienen que ir al contenedor de reciclaje del vidrio.